viernes, 28 de septiembre de 2018

Chelita

te conocí al tiempo de irse mi mamá
cuando llevábamos cinco años del milenio
Me abriste las puertas de tu casa
Pero mejor
Me abriste las puertas de tu familia
de los vecinos
y de los corazones buenos que te rodean

Y me abracé a tu sonrisa chilanga
a tus enchiladas entomatadas verdes
a tu siempre estar para todos 
todo el tiempo

Caí del cielo
una primavera del DF
con polución y más
Me habías dicho por teléfono:
"vente, Sandrita, te esperamos".
Y quién necesitaba más invitación que esa.

Estás cansada, Chelita.
Y a poco no.
Que enterraste a un hijo 
y a tu marido. 
Y te cargaste al hombro 
el mal de la Goga, 
la tristeza cansina de las calles del DF al norte
el trabajo arduo al calor del barrio a colores
allí donde salir a comprar tortillas
o cruzarte a pedirle un aguacate del jardín a tu vecina
podía ser a veces
todo tu paseo

Ya querés irte
Nadie puede culparte
La luz de la Santísima Virgen de Guadalupe
te acompañe
por siempre

Ámen y amemos todos
como vos supiste.
Gracias.

SEG 28918